La autora del libro, Leslie T. Chang, la cual es hija de inmigrantes chinos en los estados
unidos, es una reportera de un diario de New York, la historia que comparte
dentro del libro requirió, supongo, de un arduo trabajo y viajes, para poder
tener acceso a toda la información que mostro en su escrito, un escrito que
muestra como los chinos, en este caso mujeres, son prácticamente obligadas a
migrar de sus pueblos en zonas rurales hacia zonas de ciudades grandes, urbes
sedientas de personas capaces de soportarlo todo, por prácticamente nada.
Mujeres
representantes de la más grande migración humana que ha habido en el mundo,
millones migran por un mejor futuro, es aquí donde nos preguntamos, ¿Vale la
pena hacer tanto sacrificio? Es este el futuro que se espera, el libro muestra
casos de mujeres de todo tipo, aquellas que apenas llegan, cargando recuerdos y
metas, llegan a los sitios mas inimaginables, soportar hacinamiento, hambres,
18 horas trabajando sin dormir ni descansar prácticamente, el descanso es
perdida, descansar no genera dinero.
En el
específico caso del libro, nos enfocamos en la visión que tiene una licenciada en Historia y Literatura
Norteamericanas por la Universidad de Harvard, en donde durante 14 capítulos,
la historia de mujeres obreras es contada. Irse es el nombre del primer
capítulo, es básicamente lo que la mayoría de las personas que vivimos en
occidente podemos creer sobre las condiciones de trabajo que existen en las
fabricas chinas, la historia de chicas migrantes que solo van a trabajar y a
convertirse en una más del número de mujeres dentro de las fabricas. Dejar a
las familias, familias separadas, en donde el día mas esperado en todo un mes
es aquel en donde recibían su paga y así podrían mandárselo a sus familias por
correo postal.
La vida se vuelca en un solo propósito, ganar dinero para
poderlo mandar a las familias en la provincia a la que se pertenezca; el ahorro
se vuelve igualmente algo distintivo dentro de los propósitos de las mujeres
chinas, aquellas chicas que lograban ahorrar lo suficiente lo demostraban comprándose
celulares caros o varios pares de zapatos altos, era una manera de distinguirse
de entre todas, aquellas que ahorraban mas y otras que no lo hacían tanto.
Min llega a la
lectura, una chica de 17 años que recibe multas por ser la que protesta, la que
se queja, la que no está de acuerdo con lo que hace el jefe de la fábrica, el
momento de superarse le llego a Min, aprender es mejor que no aprender,
empleando horas libres para aprender a usar un teclado, una de miles que decide
no ser lo que las demás son, que son porque aprendieron a serlo, no porque
realmente quieran ser autómatas que vivan para trabajar, conocer el mundo y
superarse era su misión.
La ciudad, Guangzhou, la ciudad que espera miles de mujeres
migrantes, migrantes que traen a cuestas hasta 50 horas de largo viaje en
ferrocarril esperando trabajar en alguna fabrica, lo fácil es entrar
en las fábricas, pero lo difícil es salir. Y es cierto, porque la mayoría de
los empleadores les retienen meses de salario que ellas no quieren perder. Pero
al mismo tiempo, en las factorías en China, especialmente en aquellos lugares
donde están especialmente masificadas, la movilidad de los trabajadores es
continua y muchas de ellas buscan sin cesar mejores posibilidades.
Dongguan, la ciudad de las fabricas, a donde llegan camiones
llenos de personas migrantes que arriban para trabajar, los malos olores
invaden esos camiones, 50 horas de viaje sin poder bañarte ni cambiar de ropa,
donde dormir, comer, caminar, sudar se hacen con la misma ropa. Al llegar al
centro de Dongguan, la vista es de un territorio en construcción constante,
calles amplias en donde el transito no para, calles anchas repletas de
comercios, con negocios que plagian nombres y trasgreden los derechos de autor,
la ciudad dividía en distritos especializados, todos dedicados a producir pero
de diferente manera, Pioneer, Samsung, Nokia y Nescafe son algunas de las
empresas multinacionales que tienen fabricas dentro de la ciudad febril de
Dongguan.
Millones de personas en un lugar, millones de migrantes
convergiendo en una ciudad que vive de la industria. Morir pobre es pecado,
aquí es donde te das cuenta que si eres migrante en una ciudad desconocida, la
única persona confiable eres tú misma, palabras de mujeres que se la juegan al
llegar a una ciudad en donde cada vez hay más personas, en esas condiciones en
donde no sabes si comerás o donde dormirás esa noche, hacer amigas verdaderas
es algo a lo que muchas mujeres aspiraban, tener amigas y no estar solas,
conseguir trabajo juntas o ser rechazadas todas; Guangdong es otra ciudad
febril, en donde la historia de Chunming se vuelve una verdadera des fortuna,
pasar por un intento de trata, hasta tener la necesidad de robar para poder
comer, seguir con la vida y superarse encontrando mejoras en diferentes
fabricas.
Con el caso de Chunming, me doy cuenta de la gran cantidad de
industria que puede existir en solo una región de China, producir desde
tortillos, pasando por juguetes, sillones, partes de automóviles, hasta
fabricas especializadas en producir pistolas de agua y de aire, todo lo malo
que le pudo haber pasado a aquella joven Chunming, en un tiempo se le compenso
con ganar hasta 1500 yuanes mensuales, algo inimaginable para alguien que solo
aspiraba a 200 yuanes mensuales para poder vivir feliz, sacrificarse tiene sus
recompensas.
La increíble crónica que hace la autora sobre los casos
específicos de Min, volviendo al inicio del libro, todo lo que puede ocasionar
salir de tu lugar de origen, ser una más en la fábrica, hacerte de amigas
nuevas y que tu vida transcurra entre fabricas, calles llenas de personas y
autobuses atestados de migrantes esperando el domingo para salir a distraerse
un poco de todo lo que les abochornaba. Encontrarse con casos de mujeres que
sufrían de accidentes laborales dentro de las fabricas era cosa de todos los
días, esperarse que las mujeres que apenas entraban, con una nula capacitación,
eran las más vulnerables a ser lastimadas por las maquinas, cosas que les
significaba ser despedidas, ser desechadas.
El impacto positivo que
estas fábricas han tenido para todas esas jóvenes: millones de personas han
podido mejorar sus niveles de vida y tener otras opciones gracias a la
industria. Y que, aunque sus condiciones de trabajo siguen siendo duras,
gracias a la presión de campañas internacionales, ONG´s, defensores de los
derechos humanos y, cada vez más, ellos mismos, éstas van poco a poco
mejorando. Muchas de estas jóvenes se hacen una nueva vida en estas ciudades
fabriles y no quieren volver a sus lugares de nacimiento
Y con la historia de Min como la imagen de todas aquellas
mujeres que sufren, se malviven, se desviven por ser cada vez mejores, Min como
imagen de superación, como aquella joven que salió de su pueblo para ver el
mundo, para experimentarlo y así ser
retratada en un libro que muestra con detalles como es la vida de un migrante,
250 millones de migrantes chinos dentro de la China industrializada, es un
numero exorbitante, pero es el mismo número de personas que se dedicaron a
hacer que china fuera lo que es hoy, la primer potencia mundial, la fabrica del
mundo.
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